16.3.06

No te vayas todavía

Qué grato es rectificar

Con lágrimas en los ojos entré en el taller de bicis, suplicando un remedio a la enfermedad de mi pobre mustang. El doctor bicicletero me miró con expresión grave, se rascó la barbilla, y me dijo con serenidad que sólo podría curarla un especialista, un cirujano-soldador en una operación a vida o muerte.

No tardé en encontrar uno y, en medio de la tormenta, salí de casa con ella en mis brazos. "No tengas miedo" - le decía - "todo va a salir bien". Ella me miró con los platos casi sin brillo y con un hilo de voz me dijo: "Tengo frío". "¡Aguanta un poco más! ¡Sólo un poco más!", le espetaba.

Pepe, el soldador, hizo un gran trabajo, y esta mañana le han dado el alta. Nuestro reencuentro, pues mejor ni os lo describo: pura emotividad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, me tranquiliza saber que mi Sherpa podría pasar por semejante cirujía en caso de necesidad, 2 quiera que no...

Lu dijo...

¡Felisitasiones Rustaco! ¡Y también a Mustang, también.. que aguanta como una campeona tó lo que le echen!

Anónimo dijo...

juer, esto me recuerda cuando me dieron la triste noticia, al salir del quirófano mi bajo, mi primer bajo: "tiene el alma partida"... y claro, a mí se me partió el corazón...

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