20.7.07

My british way of life, en imágenes (IV)

Dejemos ya Richmond para pasar a Londres...

London (I)

18.7.07

Querido impostor

Dice el encabezado:

Transcripción de Antonio Ramirez Martin
ramix4@terra.es


y éramos solamente tú y yo los que sabíamos que es mentira, Antonio Ramirez Martín.
Te he mandado un mail, esa ya no es tu dirección.

Si alguna vez tu vanidad, Antonio Ramirez Martin, te trae aquí a través de Google, mira a ver si puedes compensar a la mía, ¡O al menos me lo explicas!

12.7.07

Nostalgia-Morriña

Me contaba Kike que había estado en Santiago con el Oni. Me han venido recuerdos de casi hace justo un año y me he mirado en el espejo del cuarto de baño de esta oficina inglesa. He visto a un tio con camisa y con una tarjeta identificativa colgando del cuello. Pero, fijándome mejor, he visto -lo juro- que en el dorso de sus manos conservaba aún la marca del guante ciclista.

He recordado el vino de Logroño, los menús del peregrino, los 58 acuarius con naranja, el pulpo de Melide, el Ribeiro en tacillas de barro, el churrasco de Ponferrada, el albergue de Belorado, el alto de O'Cebreiro... cuando se acaba, el albergue de Órbigo, la bajada a Triacastela, el alto del Pollo...

Y ese recibimiento del Oni en Casa Felisa, esa ensalada de Canónigos que tan famosa se ha acabado haciendo, y Santiago...

Lo mismo es que quizá necesite unas vacaciones.

9.7.07

Una ciudad para los cuerpos, otra para las mentes

La calle adoquinada sufre una pendiente ligeramente ascendente. Las aceras tienen alcorques circulares en sus piedras por los que emergen orgullosos olmos viejos. La luz siempre entra de lado y es, claro, la luz anaranjada de la tarde.

A través del vidrio del escaparate me miran, en perfecta formación, los soldados de madera de cilíndrica nariz y coloretes rojos. Las muñecas de trapo, detrás, hacen asamblea en semicírculo y hablan de sus cosas, pertrechadas por el tambor de hojalata y la flauta dulce.

Arriba cuelgan el avión y el globo, estáticos en el aire, y en un lado un patinete, al otro un payaso.

Mas allá el juguetero tiene bigote gris y un sombrero igual que el que siempre llevaba Chico Marx. Sobre su mesa un títere recibe un tratamiento de cola blanca. Dentro la luz es, claro, amarilla.

Salgo de allí sin haber entrado y sigo calle arriba...
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