25.2.05

Mujeres en los MassMedia

¿Qué os parece la imagen de la mujer en los medios de comunicación del siglo XXI?


Pobre lisa
Las modelos no me ponen. Me dan pena. Sólo me gustaría quedar un día con alguna de ellas para invitarla a un lomo con ajillos en una tasca, y para decirle que mandara a tomar por culo al Galiano, Versace o cualquier otro 'iluminado' de turno. Considero que cualquier persona que vea sugerente a una mujer de menos de 50 kilos en una pasarela necesita terapia.

Me hierve la sangre cuando veo la tele y compruebo que los anuncios son igual de sexistas -diría que incluso más- que antes, y el rol de mujer como 'animal doméstico' sigue estando a la orden del día. "Traigo la lejía del futuro, que por cierto el tuyo sigue estando en la cocina. Pero no te preocupes, que con la fregona Vileda te queda tiempo para ir al gimnasio a quitarte las cartucheras".

Por no hablar de la mujer en los programas de televisión, que salvo honrosas excepciones sigue siendo parte del decorado. Sonríe, saca pecho y no te olvides de tu frase: "decenas de millar".

Y la mujer en la música -Britneys, Paulinas y demás- gimiendo letras calentorras "dale papito" y moviendo el culo. Si Janis Joplin no se hubiera quedado en los sesenta, se hubiera quedado tiesa en el sillón de su casa frente a la tele. Y Tracy Chapman tiene que tener una úlcera como la Plaza de las Ventas.

Claro que no hay que perder la esperanza, que las nuevas generaciones vienen pegando fuerte. Como muestra, la letra compuesta por la ganadora de EuroJunior, modelo a seguir por las mujeres del futuro:

"que las mujeres necesitan una poquita
una poquita
una poquita
libertad"

snif.

23.2.05

El grillo color luna (2)

He cumplido mi amenaza de seguir con el Relato Detecticoñesco. En esto de escribir soy novato, asi que ruego críticas, amables o crudas, positivas o negativas, constructivas o edificantes, pero ante todo sinceras.


seductora sonrisa
-Dígame, ¿Conoce el grupo empresarial Bruscall-Panete? - dijo mientras fumaba recostada en el butacón.

-Algo he leído en la prensa - Mentí. Las personas de mi condición económica sólo pueden leer el periódico en los bares, y las personas de mi catadura intelectual sólo leen los sucesos, las necrológicas (por la abultada tipografía), los anuncios de relax y el chiste.

-Entonces sabrá que está teniendo ciertos problemas fiscales. Problemas que, de no solucionarse pronto, lo van a llevar irrevocablemente a la bancarrota. ¿Me sigue?

Con un estudiado ademán apoyé el codo en la mesa, la barbilla en la palma de la mano, y levantando levemente una ceja dije moldeando cada letra:

- Continúe

Esto lo había visto en alguna película.

- Bien. Resulta que las personas a las que represento pueden verse muy afectadas por esta situación tan desfavorable, por decirlo de alguna manera. Nuestra posición es muy confusa, y necesitamos cierta información para poder mover ficha. Sin rodeos, necesitamos que usted nos consiga esta información, y no nos importa los medios que utilice para conseguirla.

No sé cuanto duró el silencio durante el cual empecé a digerir la cuestión, y en el que mi pose seductora se fue al garete, ya que cuando pienso pierdo el control de mis músculos faciales (y en ocasiones de algunos más) y mi labio inferior se proyecta hacia adelante, mis cejas se levantan plegando toda mi frente, mi nariz se arruga y mis ojos abiertos al extremo miran hacia el suelo. Creo recordar que ella hasta dio un entrecortado respingo.

-Bueno -comencé a decir- coménteme los detalles y estaré encantado de ayudarles.

-No tan rápido campeón -dijo así como de repente. No me esperaba eso de "campeón", tan impropio del mito que en mi mente ya se fraguaba sobre ella. Y no sé si es debido a alguna distorsión de mis recuerdos, que todo el mundo sabe que la memoria, sobre todo al cabo de los años, deja de ser una fiel cronología para convertirse en una historiada novela cutre, pero creo que hasta le cambió el acento castellano-leonés de hasta entonces a un híbrido sevillano-onubense.

-Hay que tratar ciertas cosas antes de nada. Usted no me conoce, y así debe ser. No me malinterprete, este asunto es sumamente delicado, así que lo mejor es que no sepa nada de mí ni de las personas a las que represento. ¿Le queda claro?

Asentí, apabullado con la facilidad con la que esta sorprendente mujer manejaba la situación.

-Bien, empezamos a entendernos. Así que seremos nosotros los que nos pongamos en contacto con usted, y usted no intentará ponerse en contacto con nosotros bajo ninguna circunstancia. Debe saber que le vigilaremos. De hecho llevamos cierto tiempo haciéndolo, pero no se preocupe. Todas estas, digamos, incomodidades, se traducirán en grandes compensaciones económicas, a las que usted, suponemos por los informes de su situación monetaria, lo les hará ascos, ¿Me equivoco?

No se equivocaba en absoluto. Estaba incómodo con la situación, pero había dejado de estarlo al escuchar tres palabras mágicas: grandes compensaciones económicas.

Puso el bolso sobre la mesa y extrajo un sobre marrón exactamente igual que los sobres donde te devuelve la policía los efectos personales tras una estancia en el calabozo. Lo puso en la mesa justo enfrente de mí, y dijo:

-Aquí tiene un informe completo sobre la persona que tiene en su haber los documentos que nos interesan. También lleva cierta cantidad de dinero como anticipo a su trabajo.

Dicho esto se levantó y se colgó el bolso bajo el brazo. Yo permanecí sentado mirando el sobre.

-Esto es todo lo que necesita hasta ahora. Nos volveremos a poner en contacto.

Sin mediar ni media palabra más, y sin darme tiempo a reaccionar, salió de mi oficina dejando una estela de perfume caro y una sensación de vacío más grande que la que reinaba antes de que entrara. Saboreando este aroma que mi olfato aislaba de otros olores menos gratos, pero mucho más habituales (por desgracia), me quedé hasta que el sol se agazapó tras el horizonte recordándome que ya era hora de ir a casa... y de pagar la factura de la luz.

Continúa...

21.2.05

La verdad se quedó ahí fuera

Crónica de la primera y fallida expedición parapsicológica para grabar psicofonías


¿Sucesos paranormales, o papas a lo pobre?

Soy muy esceptico, sobre todo en asuntos "paranormales", pero ante una invitación así no me podía resistir. Santonio Rodríguez y Jorge el Pisao me proponían ir a grabar psicofonías a un monasterio abandonado, cerca de donde Santonio tiene su cortijo. El plan era visitar el monasterio de día para evaluar posibles peligros, irnos al cortijo a cenar y volver con el instrumental para grabar voces del más allá.

18:30 - Monasterio. Llegamos mucho más tarde de lo previsto (semos todos mu guebones) y comenzamos la visita al monasterio. Es una lástima que se me olvidara la cámara, porque aquello es increíble. Visitamos las dos plantas del eficio principal, que se conservan bastante bien para llevar 50 años abandonado, y exploramos las dependencias de los monjes (las que aún se distinguían, ya que el complejo se usa actualmente para guardar ganado). Elegimos una habitación, que probablemente sería la del Padre Prior (o como se llame) para grabar allí más tarde. Se conserva bien la chimenea, y hasta sigue en su sitio la cama.

Visitamos después otro ala del complejo, la de los corrales y el molino. Aunque está en peor estado, se distingen aún las porquerizas, los corrales de las gallinas... ¡¡y el molino!!. Entero, con la estructura de hierro, la piedra en su emplazamiento original, y una de las tres piedras que aplastan el grano dispuesta también tal y como estaba. Se nos hace de noche allí dentro y decidimos irnos a cenar.


19:45 - Camino al cortijo. El camino no estaba peor que otras veces, lo que no significa ni mucho menos que estuviera bien. Mi pobre Clío (al que tengo que dedicarle un extenso post un día de estos, se lo merece) lo pasó muy mal en algunas cuestas, ya que su pequeño motor de 1200cc, tan castigado como está, no podía con su alma, y hubo que forzarlo más de lo que yo hubiera querido para salir del embrollo en varias ocasiones. El olor a embrague quemado y los quejidos del motor me convencieron: si había que volver al monasterio, sería a pie. Dos veces en un día iban a ser muchas para mi pobre utilitario.

20:30 - Cortijo Santonio. Llegamos al fin y nos instalamos. Para cenar: panceta, papas a lo pobre, filetes de lomo y salchichas al vino. Si ibamos a tener contactos con el más allá, que nos pillaran bien cenados. ¡Qué saborcillo tan bueno que tenían la panceta y los filetes (sazonados con tomillo y hechos en brasa de encina), y qué buenísimas que nos salieron las patatas y las salchichas!

23:30 - Cortijo Santonio. La cena nos ha dejado listos. No nos hemos movido del sillón ni para sacar la guitarra, y llevamos no sé cuánto tiempo mirando al fuego . Es curioso la de tiempo que se puede tirar uno mirando una chimenea. Es igual que una tele, sólo que no hay que escuchar gilipolleces ni verle el culo a nadie. Bueno, el caso es que de aquí no hay quien nos mueva. Nadie dice ni pío, pero el sonido del viento afuera, la hora de camino al relente que nos separa del monasterio, y la botella de Ron Negrita a la que no le quitamos el ojo (y que por decisión unánime no podemos catar hasta la vuelta para estar serenos en el experimento), empiezan cada vez a hablar más claro por sí solos. El más allá está cada vez mucho más allá.

El final de la historia ya se lo pueden imaginar. No obstante, lo intentaremos otra vez, aunque esta vez iremos directamente al monasterio. Así que muy pronto, la segunda parte (y con fotos!!).

18.2.05

Presos torturados en Irak

No es el tono general de este Blog ni son un tipo de post agradables de poner ni de leer, pero no he tenido más remedio que hacerlo. Supongo que me entenderéis.

Un iraquí cuyos restos fueron fotografiados junto a soldados norteamericanos sonrientes en la base de Abu Ghraib, murió cuando era interrogado por la CIA mientras estaba suspendido por sus muñecas, que a la vez habían sido esposadas a su espalda, según afirman documentos examinados por The Associated Press. La muerte del prisionero, Manadel al-Jamadi, se divulgó el año pasado en momentos en que estallaba el escándalo de los abusos de reos en Abu Ghraib. Los militares estadounidenses dijeron en aquel momento que había sido declarada un homicidio. Pero las circunstancias exactas del incidente no fueron divulgadas hasta ahora.

El prisionero murió en una posición conocida como "colgar al palestino", según indican los documentos revisados por la AP. No pudo determinarse si esa posición, que los grupos de Derechos Humanos califican de tortura, fue aprobada por el gobierno del presidente George W. Bush para su uso en los interrogatorios de la CIA.

(Texto completo de la noticia aquí)

17.2.05

De trogloditas y Loquillos

Hoy, como me he traido CDs nuevos al trabajo, toca hablar de música.

Loquillo vacilando de coche

Corrían los últimos años de la transición y comenzaban los bulliciosos 80, cargados de libertad sonora y nuevas tendencias, y animados por los acompasados golpes de porra de los cuerpos de seguridad del estado, a los que le costaba asimilar el cambio de época.

Ajenos -dentro de lo posible- a todo esto, un grupo de rockers catalanes, capitaneados por una ex-promesa del baloncesto con un ego proporcional a su estatura, deciden formar una banda de rock and roll.

Sabino Méndez, Ricard Puigdomenech, Jordi Vila y Josep Simón se convierten entonces en Los Trogloditas, liderados por Jose María Sanz, alias Loquillo.

Son estos años, entre el 81 y el 88, los años gloriosos de la banda. Sabino compone temas tan redondos como El Rompeolas, Cadillac Solitario, La Mataré, Rock'n'roll star o Ritmo de garaje, que vienen como anillo al dedo a la chulería de Loquillo y a las guitarras rebeldes de Los Trogloditas.

Años gloriosos llenos de conciertos, polémicas, sexo, drogas y rock'n'roll, que terminan en el 88 con un Sabino consumido por las drogas, un Ricard medio sordo de tanta tralla, y malas relaciones entre los dos pilares del grupo, compositor y cantante.

Así que, tras una brutal gira por todo el territorio nacional, recogida en el brutal y muy recomendable A por ellos que son pocos y cobardes (el que estoy escuchando ahora mismo), acaba la historia de Loquillo y los Trogloditas y empieza la de Loquillo en solitario, que es otra historia que no voy a contar aquí y ahora.

Con el tiempo y mil destellos me hicieron crecer
cogí la guitarra como el que podría haber
cogido el revolver de tener más valor
o simplemente menos sentido del humor


(Siempre Libre, por Sabino Méndez)

10.2.05

Libre libre quiero sé


¿No sabes que votar en las europeas?

Sácabó!!
Ha sido una semana estupenda!

Tres exámenes seguidos ¡gozar sin parar! a cual más ameno e interesante.

Martes: DIU (si, como el alambrito entrometido)
Maravilloso compedio de normas para hacer aplicaciones entendibles por el usuario. Uno de los examenes más surrealistas de mi vida.

Miércoles: TA - Teoria de Algoritmos ¡¡tóooma!!
Hueso duro donde los haya y bestia negra de mi carrera. Tengo posibilidades de aprobar, pero creo que me veré llorandole al profesor para sacar un aprobao raspaillo.

Jueves: IDC - Introduccion al Diseño de Computadores
Pa haber empezao a estudiar ayer a las 21h (cuando llegué a mi casa del examen anterior) me ha salio de puta madre.

Ahora toca disfrutar como una marrana. Saludos cordiales.

6.2.05

Poema de domingo

Domingo tonto de época de exámenes. Qué mejor que un poemilla del maestro Alberti para animar un poco.


No tiene ná que ver con el texto, pero ¿a que mola la camisetilla que me comprao?

BALADA DEL QUE NUNCA FUE A GRANADA

¡Qué lejos por mares, campos y montañas!
Ya otros soles miran mi cabeza cana. Nunca fui a Granada.
Mi cabeza cana, los años perdidos.
Quiero hallar los viejos, borrados caminos.
Nunca vi Granada.

Dadle un ramo verde de luz a mi mano.
Una rienda corta y un galope largo.
Nunca entré en Granada.
¿Qué gente enemiga puebla sus adarves?
¿Quién los claros ecos libres de sus aires?
Nunca fui a Granada.

¿Quién hoy sus jardines aprisiona y pone
cadenas al habla de sus surtidores?
Nunca vi Granada.

Venid los que nunca fuisteis a Granada.
Hay sangre caída, sangre que me llama.
Nunca entré en Granada.

Hay sangre caída del mejor hermano.
Sangre por los mirtos y aguas de los patios.
Nunca fui a Granada.

Del mejor amigo, por los arrayanes.
Sangre por el Darro, por el Genil sangre.
Nunca vi Granada.

Si altas son las torres, el valor es alto.
Venid por montañas, por mares y campos.
Entraré en Granada.

Rafael Alberti

3.2.05

Las dos vasijas

Cuento hindú con mensaje

Para pensar

Un aguador de la India tenía sólo dos grandes vasijas que colgaba en los extremos de un palo y que llevaba sobre los hombros. Una tenía varias grietas por las que se escapaba el agua, de modo que al final de camino sólo conservaba la mitad, mientras que la otra era perfecta y mantenía intacto su contenido. Esto sucedía diariamente. La vasija sin grietas estaba muy orgullosa de sus logros pues se sabía idónea para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba avergonzada de su propia imperfección y de no poder cumplir correctamente su cometido. Así que al cabo de dos años le dijo al aguador:
-Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir por tu trabajo.

El aguador le contestó:

-Cuando regresemos a casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.

Así lo hizo la tinaja y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo de la vereda; pero siguió sintiéndose apenada porque al final sólo guardaba dentro de sí la mitad del agua del principio.

El aguador le dijo entonces:

-¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Quise sacar el lado positivo de tus grietas y sembré semillas de flores. Todos los días las has regado y durante dos años yo he podido recogerlas. Si no fueras exactamente como eres, con tu capacidad y tus limitaciones, no hubiera sido posible crear esa belleza. Todos somos vasijas agrietadas por alguna parte, pero siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.


1.2.05

Cotidiano de ahora


Lampara más guapa me comprao


Pues no que ahora me da asco el tabaco...

He tenido una amigdalitis galopante y tal y, cuando he cogío ese cigarro de "ahora puedo" con toda mi ansia... ¡me ha sabido raro!

Asi que me voy a quitar sin habermelo propuesto. En el fondo me jode (asi de cabezón soy).

En fin

El grillo color luna (relato)

Este es el principio de un relato detecticoñesco. Si os gusta, pues sigo.

Arsa janfry quillo
(Foto original)

Aquella tarde la afluencia de visitas a mi oficina fue tan poco esperanzadora como la de todas las tardes. Pasaba las horas con la única compañía de las rollizas cucarachas y los crucigramas de las antiguas revistas del corazón que la señora del piso de enfrente iba tirando a la basura cuando, marchita su actualidad (la de ambas dos, mi vecina y las revistas), estaban a un paso de considerarse piezas de un estrambótico museo.

Me vi sorprendido por el timbre de mi puerta -que ni siquiera reconocí al instante por ser la primera vez que lo oía sonar en años- y más sorprendido aún al dilucidar la silueta femenina que se adivinaba tras el cristal esmerilado donde el incompleto rótulo rezaba: "M rtín Sorv lla, etective". Me dirigí a la entrada espantando con enérgicos jaleos a los insectos que me salían al paso y abrí la puerta. En el suelo, unos brillantes tacones negros servían de pedestal a unas piernas que jamás acertaría a esculpir la mano más diestra de ningún virtuoso escultor. Sobre ellas, con un vestido negro de finísimas rayas blancas que se combaban al ceñir unos pechos de asombroso volumen y firmeza, me miraba aquella mujer con expresión altiva.

-Que si es usted el señor Martín Sorvilla-dijo levantando la voz. Al parecer llevaba cierto tiempo hablándome sin que yo hubiera salido aún del trance.

Asentí con unos epilépticos movimientos de cabeza acompañados de inconcretos sonidos guturales.

-¿Le parece bien que pase dentro y que hablemos?

Logré recuperar la compostura y le ofrecí con un tímido movimiento de mano el polvoriento butacón que había enfrente de mi mesa y del que, con mal conseguido disimulo, retiré el acartonado cadáver de un gato que el tiempo había convertido en un populoso circo de hormigas.

-Perdone por el aspecto de la oficina, acabamos de trasladar la sede de la empresa -dije usando el plural, como siempre hago cuando quiero impresionar a los clientes. No debió funcionar mucho, a juzgar por la cínica mueca con la que mi excusa fue recibida por tan inaudita mujer.

-Bueno -dijo ella con indiferencia- al fin y al cabo no estoy aquí para juzgar sus gustos en materia de decoración, ni siquiera para multarle por delitos contra la salud pública. Me han hablado de su eficiencia y su discreción para resolver casos especialmente delicados -argumentó, y debo creer que me estaba intentando regalar el oído para tenerme un poco más a su merced, pues todos mis anteriores clientes residían ahora en la misma zona de la ciudad, concretamente el camposanto. De todas formas, aquella mujer no necesitaba recurrir a tales tácticas, ya que la sola contemplación de su voluptuosa anatomía conseguiría de mí un entusiasta enrolamiento para un viaje al infierno.

-Puede confiar en nuestra profesionalidad, señora...

-...señorita, señorita Savignon. Aunque puede llamarme Rita. Vayamos entonces al quid de la cuestión, si le parece. ¿Le importa que fume? - pregunto enarcando una finísima ceja morena que hacía un bello pero inusual contraste con su media melena rubia.

-Sí, claro, por supuesto - respondí extrañado por tanta cortesía, pues la cantidad de colillas ocres que se arracimaban en mi viejo cenicero de "Vermut Zinzano" valían por sí solas tanto de consentimiento como de prueba de lo poco remilgado que podría ser su propietario.

Abrió un pequeño bolso negro del que extrajo una pitillera plateada. Sacó un cigarro y, con distinguido gesto, lo puso entre aquellos jugosos labios pintados de color burdeos. Me apresuré a ofrecerle la llama de mi encendedor y contemplé embriagado como se acercaba a mi con los ojos entornados y las suaves mejillas contraídas por el gesto de la succión propio de la maniobra de ignición del cigarro. Tampoco pude apartar mis dilatadas pupilas de ella cuando se recostó en la butaca y dejó salir con gesto satisfecho una firme bocanada de humo.

-Vayamos al grano entonces – dijo haciendo que se desvaneciera aquella maravillosa escena que había estado flotando en mi mente de la misma manera que flotaba el humo entre su fría mirada y la expresión casi porcina que conferían mis ojos al querer emular el semblante de Humphrey Bogart.

Continuará...

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