7.1.06

Relatos absurdos: las divagaciones de Juan Palomo y el Cuento de la Jarrita Triste

He aquí un post de entretiempo, casi un ejercicio de escritura automática. Estoy -aclaro- en plena posesión de mis cualidades mentales, si es que de eso alguna vez he tenido.

El hombre del espejo me dio a probar una verdad que sabía a almendras amargas.
Obviamente, esa no era la verdad: era un mantecao rancio, deduje.
Aunque no pude verlo, se que giró sobre sus pasos y se marchó.
Ya no he vuelto a probar verdades cuyo sabor no me complaciera.
Ahora las cocino yo mismo, no quiero que nadie me las venda,
porque solo yo sé cuál es el punto de sal apropiado para mí.
Y no me va mal.
Y como mal no me va, voy a contarles un cuento
que solía contarme un perro flaco en mi cabaña junto al lago:


<<Cuentan que en Alaska vivía una jarrita de cerveza fría.
Ella era fresquita y burbujeante, pero no era feliz.
No era feliz porque no creía en ella misma.
¿Para que sirvo yo? - se preguntaba.
Una mañana de abril la jarrita se levantó sintiéndose especialmente audaz.
Fue a la vieja estación de tren y compró un billete directo para Granada.
En el tren coincidió con un rebosante plato de gambas a la plancha
que paseaba su tristeza por los estrechos pasillos.
Se hicieron amigos y ahora alegran las calurosas tardes andaluzas
a todo aquel que pregunta por ellas al camarero.>>

4 comentarios:

MaFo dijo...

Yo tambien conozco a gente que hace feliz a otras!

Si si el botijo! regordete y con pitorro, mantiene el agua fresquita para que bebas a morro!

David Monthiel dijo...

jejejeje,

a las muy buenas señora cabra rebelada

Anónimo dijo...

tus verdades estan ricas ricas...

voy a pegarle un buen sorbo a esa jarrita de cerveza, espero que no se ofenda!

besos maese...

que friorl caramba!

Lu dijo...

¿Cuándo vamos a tu cabaña del lago? :P Quiero cuentos de perros flacos.

Ole esas gambas a la plansha con su limoncito.. Ooooooole!

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