Vaya percal
Nada más entrar en Andalucía nos sumergimos dentro de un manto blanco de niebla y nieve, que por fortuna aún se mantenía fuera del asfalto, y nos permitía circular a 80km/h. Todos los conductores prudentes íbamos en fila unos detrás de otros siguiendo la estela de los neumáticos, y algunos fitipaldis iban por el carril derecho echando mistos como si allí no pasara nada -alguno de ellos serían los que vimos en la cuneta más adelante, seguro-.
Pasamos Guadix y, a los pocos kilómetros, llegamos a la primera retención, donde aprovechamos para poner las cadenas. Ninguno las habíamos puesto antes, pero no tuvimos demasiados problemas, nada más que los justos y necesarios para ser la diversión de los ocupantes de los vehículos vecinos. Dos niñatas enteraíllas se asomaron al final de todo el proceso para decirnos que se ponían en las ruedas de detrás. No. Guapa, vuelve a leerte el librillo de la Autoescuela -allí, bajo la nieve y con las manos congeladas, me tocaron mucho los huevos ¿se nota mucho?- y verás que se ponen en las ruedas motrices que, en nuestro caso, eran las delanteras.
Pasaban las horas y no avanzábamos más que unos cientos de metros, rodeados de coches y nieve. Algunas veces teníamos que echarnos a la cuneta para dejar paso a las quitanieves, y tras ellas intentábamos colarnos para avanzar unos metros. Estas pirulas eran bastante peligrosas, teniendo en cuenta que los coches no frenaban con la nieve. Aun así, una señora con su todoterreno nos salió al paso por las bravas -menos mal que teníamos cadenas- ganándose nuestros más vehementes epítetos. Todo este caos estaba aderezado por los aromas internos de nuestro vehículo -ibamos amigos de toda la vida y ya sabéis... la confianza da asco-, la ventisca y la noche que caía sin que aquello tuviera pinta de solucionarse.
Cerca de las 9 de la noche llegamos al punto problemático: un camión había patinado y se había cruzado, provocando las cuatro horas de retención de las que habíamos sido víctimas. Poco despues ya estabamos en Granada, afortunadamente, ya que, según vimos en las noticias, el resto de los conductores no tuvieron tanta suerte.
2 comentarios:
qué preocupaísima me tuviste, joer...
Jorge: elegimos mal día para coger el coche. Menos mal que ninguno de los dos salimos en la tele.
Inwit: no te lleves disjustos que te se subel azuca
Publicar un comentario