29.8.07

El tercer sentido

Hace unos días me volvió a pasar. Aquí en Richmond, en un callejon.

Un perfume como una bofetada y de repente, la plastilina, las mesas de colores, las cartillas, los puzles: estaba en la guardería. Me sentía como cuando estaba allí.

La mujer que acababa de cruzarse usaba el mismo perfume que mi profesora de guardería. Estaba seguro. Un perfume lo suficientemente raro como para no volver a tropezar con él en muchos años.

Un olor es capaz de traer a la memoria los recuerdos de una forma muy intensa, de una forma en la que ningún otro sentido es capaz de traerlos. La memoria del olfato. Es algo que me fascina, no se si le pasa a mucha gente o si es más o menos habitual.


Esa fue una de las razones por las que me llegó tanto El Perfume cuando lo leí, y también más recientemente cuando lo vi. Y no es por tener yo el olfato de Grenoille, ni mucho menos, aunque a veces me quede olfateando el aire intentando atrapar un recuerdo fugaz, y me guste oler toda cosa que cae en mis manos, como las fotocopias que daban en clase, o cualquier comida antes de comerla.

Pero desde luego que coleccionaría ciertos olores.

Recuerdo el olor de un detergente que ya seguramente no se fabricará, o al menos no he vuelto a oler. Me recordaba al patio de vecinos de mis primos. Y a la canción "Me colé en una fiesta", de Mecano, curiosamente.

O el olor del comedor del colegio. Ese lo huelo de vez en cuando en la calle, al pasar cerca de alguna cocina parecida. No es especialmente agradable, pero sí muy evocador.

Como el olor de las tormentas de verano. Hace muy poco tuve la ocasión de saborearlo en el pueblo. Huelen antes de llegar, mientras caen y especialmente cuando se van.

O el olor de los pinos calentados por el sol -de esto hay hasta una canción.

En septiembre, el olor de los higos de las higueras que se secan dulcemente en el suelo, o el de los libros recien forrados y de las libretas nuevas.

El de las zarzamoras, el de las castañas asadas, de las figuras del belén, de los puestos de garrapiñadas, el de las gomas de borrar, el olor sordo de las mañanas frías, el de una buena chimenea, el de las iglesias, el de las casas viejas...

El olor de...

[sigue en los tus comentarios]

27.8.07

Rompiendo ahí

Don't break my heart...

-¿Alfacar? Parece el nombre de un concesionario de coches.

Bromea desde el otro lado del telefono el empleado de la asistencia en carretera.
Para bromitas que estoy.
Menos mal que he conseguido llegar con el motor roto hasta la gasolinera, donde la gente me mira como preguntándose qué hace el pelúo este de la moto y a qué espera.

Pues sí, 10 kilómetros me duró la mini-aventura. Así que a tomar por culo mis aspiraciones eólicas y demás chorradas -por ahora.

Ahora a ver lo que me cuenta el del taller.

[Edito - 28/08]

Y además, dos álbunes de fotos:






Mi casa en el pueblo





Science Museum


17.8.07

El deseo de ser viento

Recomiendo volumen alto y parada 4 segundos antes del final.



Y he aquí su triste historia...



La publicidad la pagan los mercaderes,
pero la hacen los artistas.

El deseo de ser viento (II)


Anoche soñaba que era viento

que levantaba tu sabana
acariciaba tu cuerpo
recorría tus rincones
erizaba tu vello
secaba tu sudor
acariciaba tu pecho

y me dejaba caer

susurrando

en tu cuello.


Luego soñaba tan fuerte
que azoté en mi camino
prados y pueblos
hice llorar a las nubes
se escondían las aves
se asustaban los viejos

Porque me despertaba y estaba

tan lejos

15.8.07

Me ronda por la cabeza...


Instantanea de la Atopocu Two en los Alpes

La idea de una nueva aventura.


Viendo la hazaña de este buen colgao, se aviva un fueguecillo que ya ardía en mi cabeza. No creo que sea posible este año, pero el que viene, ¿Quién sabe?

Saborear el gustillo de una nueva aventura devuelve al pirata el brillo en el ojo bueno, dicen.

8.8.07

La Cocina



Hay luz en la ventana de la buhardilla. Es una ventana como las que se reflejan en los globos, de esas que se dividen en cuatro rectángulos.

Tras ella, una pequeña cocina de madera blanca con tarritos de latón. Tiene cortinas pequeñas de cuadros y una minúscula hornilla con elegandes reguladores de gas.

Con los brazos en jarras ella mira los tarros del anaquel.

Un cazo rojo y pequeño ebulle en el fuego.

Coje un tarrito indecisa. Lo abre y lo huele despacio. En la pequeña etiqueta escrita con letra regular, pone "Miedo". Echa apenas un poco.

-Siempre algo de miedo -Recita como el que reza una oración o repite algo de memoria.

Deja el tarro en su sitio. Es turno ahora de la compasión, dos cucharadas que se esparcen sobre las burbujas y las visten con puntitos marrones. A simple vista parece Avecrém.

Bordado sobre un trapo que cuelga en la repisa, se puede leer:

En esta cocina se cuecen sentimientos, claro.

Los buenos y los malos.


-Los buenos sentimientos son como un buen postre o un plato de pasta, amenos al paladar y de suave digestión. También suelen ir en el menú infantil -Argumenta la cocinera agitando el índice sin dejar de remover, y mirando a un gato que dormita sobre el radiador.

-Los otros son a veces picantes y otras simplemente amargos, y no todos los estómagos estan preparados para digerirlos bien. Ni mucho menos.

-Se sabe que el comensal más entrenado, si el guiso no es excesivamente fuerte, suele ser capaz de digerirlos con cierta celeridad y excretarlos de manera fácil y discreta -dice y al tiempo prueba una cucharada.

-Pero hay comensales que se estriñen con ellos -dice muy seria con voz de conferenciante y frunciendo el entrecejo- y los guardan dentro, eso les provoca grandes dolores y les impide en un espacio de tiempo determinado comerse cualquier otro sentimiento, aunque sea el mejor de ellos. Incluso si se los ofreces, ¡Te lo rechazan!

-Cuando al fin consiguen expulsar el vil manjar causante del atasco, pueden aparecer vómitos de sentimientos. En ese caso, si se está cerca del afectado, habrá que tener especial cuidado de no mancharse con ellos y procurar facilitar la labor al excretante.

El guiso de esta noche es un segundo plato, una sentimental sopa de picadillo.

3.8.07

Bodegón Julandrón



Vacaciones en la terraza



Recargando energía



Sí :D
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