27.7.10

Entropía

Pongo la canción y me quedo mirando fijamente al cassete. Empiezan los primeros compases y con la mirada te pido paciencia.

Acaba el estribillo y, en ese momento, te sientes obligada a decir algo, no importa muy bien el qué, y da igual, será algo trivial y yo me sentiré incomprendido.

Seré incapaz de comprender que para ti sólo son dos minutos de una canción desconocida, y que una canción no puede meterse dentro de tu esencia y tirar de los resortes que despiertan un recuerdo infantil, una vivencia ya amarillenta del tiempo, una sensación de tarde de verano perfecta, que posiblemente nunca existió tal y como la estoy evocando, porque a cada evocación se va reescribiendo, redondeando, puliendo.

Esa sensación maravillosa se quedará encerrada dentro de mi y me retorceré de necesidad de compartirla contigo, de romperme en pedazos, escupir fotos o proyectar una pelicula por el ombligo.

Más tarde me resignaré y aceptaré la realidad, y haré un hueco en mi desván para una caja llena de serpientes, que quedará reservada para mi.

De esa manera despejaré el espacio para los recuerdos comunes, esos que se guardarán por duplicado, esperando el tiempo necesario para tramarse dentro de nosotros para que, el dia menos pensado, una estúpida canción les haga entrar en resonancia.

3 comentarios:

Bahú bamba Lelë dijo...

uf! qué bonito!!! y además qué gran verdad.

Bahú bamba Lelë dijo...

http://www.pajarocirco.com/wordpress/2010/08/demaoko/

jazzdelcuento dijo...

mu chulo mamoncete.

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