Cuando una tarotista y un vidente se enamoran, los planetas no saben para dónde orbitar. La luna se tara, el café no produce borra, los pájaros premonitorios se esconden en los nidos, las bolas de cristal tienen estática y las lechuzas prefieren mirar para otro lado. Los amantes buscan en vano señales sobre el futuro, pero los naipes de la tarotista se van al mazo y los artilugios del vidente se descomponen. Ella se pregunta: ¿me engañará algún día? Nadie le responde. Él quiere saber: ¿tendremos hijos? El porvenir no contesta. El amor viaja en una frecuencia distinta a la del presagio, el deseo es un ahora. Un ahora o nunca. Cuando una tarotista y un vidente se enamoran, quedan anclados del presente. Viven juntos. Tienen hijos. Una tarde uno de los dos se cansa del amor y recupera las facultades. Lo primero que ve es al otro, llorando mañana.Me ha sido totalmente imposible no tomar prestada esta historia del blog de Hernán Casciari
2.12.08
Cuando una tarotista y un vidente se enamoran
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
5 comentarios:
Hola! He tropezado con tu blog por casualidad. Ocurrente cuento, gracias por compartirlo!
Saludos.
Pero da un poco de tristeza, no? por qué perder poderes con el amor y no ganarlos?
no me resulta triste perder el don de conocer el futuro. El amor fue la salvacion de ambos. Ahora que lo dejaron vuelven a saber como sera el futuro mientras se pierden el presente.
Muy bonita historia, lo unico que no me gusta es el sonido de tarotista y vidente, me choca con el resto.
Insisto: no es mia. Es de Hernán Casciari (mirad al pie del post).
En su dia entendí que no eran capaces de ver el futuro porque ellos mismos eran los agentes que lo movían.
Una vez que sus vidas se separan, pueden volver a ver el respectivo futuro.
Mu buena la frase, "mientras se pierden el presente".
;)
más bien debería decir: "mientras hacen el presente"
Publicar un comentario